Los gobiernos subnacionales se pronuncian frente al hambre en el mundo



Los gobiernos subnacionales se pronuncian frente al hambre en el mundo 

Cumbre Mundial de Regiones sobre Seguridad y Sobreanía alimentaria 




Por Jimena Ñáñez Ortiz

El pasado 27 y 28 de abril se celebró en la Ciudad de Cuenca (Ecuador) la III Cumbre Mundial de Regiones sobre Seguridad y Soberanía Alimentaria.
En el encuentro estuvieron representadas ciudades, regiones y países de diferentes continentes para debatir sobre el papel y la responsabilidad de los actores subnacionales en materia de pobreza, desigualdad y cambio climático como factores determinantes para asegurar la soberanía alimentaria de las comunidades rurales y urbanas.
Si la II Cumbre tuvo como objetivo de “identificar los desafíos de la seguridad alimentaria en un mundo cambiante, desde los aspectos sociales, económicos y ambientales”, la III Cumbre centró el foco de atención sobre la necesidad de erradicar el hambre y la pobreza en el mundo como uno de los principales desafíos de la humanidad en los próximos años. En este sentido, el encuentro se denominó “Hambre Cero”, en concordancia con el segundo Objetivo de Desarrollo Sostenible “poner fin al hambre, lograr la seguridad alimentaria, la mejora de la nutrición y, promover la agricultura sostenible”. Teniendo en cuenta que existe la disponibilidad de alimentos a nivel mundial para cubrir las necesidades de los cerca de 795​ millones de personas en el mundo que no tienen suficientes alimentos para llevar una vida saludable y activa, según los datos del Programa Mundial de Alimentos.
Mesa Seguridad y Soberanía Alimentaria

El debate sobre seguridad y soberanía alimentaria se enmarcó en una reflexión mucho más amplia en donde se puso de manifiesto las interacciones entre la escala global y la escala local, entendida como una relación dialéctica y compleja, que se sustenta en las dinámicas actuales de la acumulación de capital. Al respecto, es de resaltar la intervención de la Vicepresidenta de Ecuador, María Alejandra Vicuña, que puso el acento en las relaciones asimétricas de poder del actual modelo de desarrollo sustentado en unas nuevas relaciones de dependencia entre los sistemas periféricos y los sistemas de centro, relacionado principalmente con la especialización de los primeros en la producción de commodities.
Este análisis estuvo acompañado de la correlación entre el concepto de seguridad alimentaria asociado al concepto de seguridad nacional. En este sentido, la Vicepresidenta, aludió a la perspectiva no realista de la seguridad nacional entendida en sus propias palabras como “una acción o secuencia de sucesos que implican en un lapso relativamente breve una degradación de la calidad de vida de los habitantes de un Estado”. En esta línea, el discurso emitido por la representante del gobierno de Ecuador toma distancia de la perspectiva dominante de la seguridad alimentaria relacionada solamente con la disponibilidad de alimentos para centrarse en el bienestar de la población, asimismo retoma la importancia de la ética de la política en la lucha contra la pobreza y la desigualdad.
Evento de Clausura - Lectura y Aprobación de la "Carta de Cuenca: Hambre Cero"

Es de destacar el énfasis que realizaron los diferentes representantes de Ecuador, tanto de instituciones políticas como de las organizaciones de la sociedad civil, sobre la importancia del reconocimiento de la soberanía alimentaria como una obligación del Estado y como un objetivo estratégico de los planes de gobierno que permita garantizar la autosuficiencia de los alimentos sanos, acordes con los usos culturales y costumbres. A través de la implementación y la consolidación de una economía popular, social y solidaria con énfasis en la producción agropecuaria, con un enfoque diferencial de género.
Para terminar, de la declaración final denominada la “Carta de Cuenca”, considero relevante destacar los siguientes elementos que ponen sobre la mesa algunos de los principales debates sobre el problema del hambre y la soberanía alimentaria:
  • El cuestionamiento a los actuales modelos de producción, transformación y consumo en la erradicación del hambre, la pobreza y la desigualdad.
  • El imperativo a los gobiernos subnacionales para la adopción de políticas con enfoque diferencial de género, que tengan en cuenta las diferencias étnicas, campesinas y rurales, así como la autonomía económica de las mujeres, el acceso a la tierras y a los mínimos vitales.
  • El impulso a sistemas agroalimentarios sostenibles, desde prácticas agroecológicas, que respeten la naturaleza, la diversidad de ecosistemas a través del estímulo a las/los jóvenes como actores esenciales de una nueva ruralidad.
  • Enfatizar sobre la importancia de lo local en la implementación de políticas y soluciones frente a la problemática de inseguridad alimentaria, la malnutrición y la pobreza, que aporten a la formación de un conocimiento global desde lo territorial. En particular, la importancia de repensar las conexiones entre los espacios urbanos y rurales, de los asentamientos humanos y la naturaleza.

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