Semana del Desarrollo en Bruselas




Una grande de cal y algo de arena. Así fue la semana de la cooperación europea de Bruselas, donde se clarificó el inestable peso de la cooperación descentralizada. Si bien en los 4º Assises de la cooperacióndescentralizada, las voces de las Autoridades Locales elogiaban y  defendían los resultados de la cooperación entra municipios y regiones; en los Días Europeos del Desarrollo (EDD) de la Comisión Europea, los paneles de cooperación descentralizada desaparecía, el enfoque territorial aparecía muy borroso en las charlas y los grandes actores eclipsaban el papel de los pequeños.








La nueva política de desarrollo europea
La Comisión Europea, como tantas veces hemos dicho en este blog, cumple con creces en la teoría política pero fracasa cada vez más en la práctica. Aprobó excelentes textos de reconocimiento a las autoridades locales y aumentó el presupuesto destinado a su instrumento específico, pero ahora sabemos que en la práctica, el dinero no llegará directamente a los ayuntamientos de aquí y allí, sino que la distribución de fondos se realizará vía las asociaciones nacionales representativas de lo municipios y encuadradas en las negociaciones bilaterales entre los países “receptores” y la UE.

Esta nueva dinámica de actuación de la nueva Comisión Juncker, pone de manifiesto el respecto y conocimiento que tiene la derecha por el desarrollo, que lo considera una parte diplomática de las relaciones externas de la UE y no una política poderosa de justicia social mundial basada en derechos y no en conveniencias estatales.
En los EDD se debatió sobre migración porque ciertos países están muy preocupados por controlar los flujos migratorios hacia Europa. Se habló de salud pensando en las epidemias contagiosas y se trató el cambio climático evaluando tácitamente las consecuencias en la industria y la dependencia energética. Se trataron otros muchos temas como la seguridad alimentaria, el comercio, el crecimiento sostenible o la ciudadanía en el mundo del desarrollo, pero la UE en parte, y sobre todo sus países miembros, actúan en estos ámbitos con mucha irresponsabilidad en términos de desarrollo. ¿Por qué no se habló de la coherencia de las políticas europeas respecto al desarrollo?


El maltrato de una metodología de éxito
En el caso de la cooperación descentralizada, usar de las asociaciones nacionales como vehículo de distribución de fondos nos parece centralizar lo descentralizado. Es peligroso querer modelizar un universo de actuaciones que se caracteriza por su diversidad natural. La ventaja comparativa de la cooperación descentralizada es la flexibilidad en la ejecución y la versatilidad en su formulación. La descentralizada abarca desde las desbordas urbes que crecen sin control, hasta los pequeños municipios con competencias pero sin recursos; desde los procesos globales de desarrollo a largo plazo, a las capacitaciones técnicas puntuales; se trabaja en la prestación de servicios, la cohesión social, la internacionalización, la gobernanza, el desarrollo humano, etc.


La cooperación descentralizada no ha fracasado, pues los resultados expuesto son excelentes. El alcalde de Pemba (Mozambique) ha conseguido actuaciones intersectoriales consensuando a las comunidades locales, con líderes religiosos, autoridades locales, partidos políticos, asociaciones de la sociedad civil, la academia y los medios de comunicación. En Chefchaouen se han implantado presupuestos participativos como los ya famosos de Belo Horizontel en Brasil. La provincia de Carchi en Ecuador tiene proyectos de cooperación transfronteriza multisectorial con un mancomunidad activa. Las dinámicas de participación ciudadana, rendición de cuentas, gobernanza o el papel social del sector privado no son retos de futuro sino realidades exitosas presentes en muchos entornos locales.




La apuesta por la descentralizada
Desde INCIDEM defendemos la cooperación descentralizada porque tenemos la certeza de que su utilidad es fundamental para conseguir procesos de desarrollo sostenible en los territorios. Y además, creemos que la UE debería apostar por la cooperación descentralizada porque es el modelo que tiene mayor valor añadido frente a la cooperación de los nuevos actores internacionales, que carecen de principios éticos para las grandes negociaciones bilaterales y que no cuentan ni con autoridades locales y ni con una sociedad civil preparada y dispuesta a corresponsabilizarse por el bienestar futuro.


La cooperación descentralizada no está en crisis y no debe hablarse de resiliencia sabiendo que es tan necesaria, útil y reclamada. La descentralizada debe dejar de considerarse una cooperación pequeña por la dimensión de sus actores. Tiene que madurar eliminado algunas costumbres desfasadas, emanciparse de los grandes multilaterales protectores y desarrollarse con fuerza y dignidad como una manera eficiente y sostenible de mejorar el mundo desde abajo.






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