Semana del Desarrollo en Bruselas
La nueva política de desarrollo europea
La Comisión Europea, como tantas veces hemos dicho en este blog,
cumple con creces en la teoría política pero fracasa cada vez más en la
práctica. Aprobó excelentes textos de reconocimiento a las autoridades locales
y aumentó el presupuesto destinado a su instrumento específico, pero ahora
sabemos que en la práctica, el dinero no llegará directamente a los
ayuntamientos de aquí y allí, sino que la distribución de fondos se realizará
vía las asociaciones nacionales representativas de lo municipios y encuadradas
en las negociaciones bilaterales entre los países “receptores” y la UE.
En los EDD se debatió sobre migración porque ciertos países están
muy preocupados por controlar los flujos migratorios hacia Europa. Se habló de
salud pensando en las epidemias contagiosas y se trató el cambio climático
evaluando tácitamente las consecuencias en la industria y la dependencia
energética. Se trataron otros muchos temas como la seguridad alimentaria, el
comercio, el crecimiento sostenible o la ciudadanía en el mundo del desarrollo,
pero la UE en parte, y sobre todo sus países miembros, actúan en estos ámbitos
con mucha irresponsabilidad en términos de desarrollo. ¿Por qué no se habló de
la coherencia de las políticas europeas respecto al desarrollo?
El maltrato de una metodología de éxito
En el caso de la cooperación descentralizada, usar de las
asociaciones nacionales como vehículo de distribución de fondos nos parece
centralizar lo descentralizado. Es peligroso querer modelizar un universo de
actuaciones que se caracteriza por su diversidad natural. La ventaja
comparativa de la cooperación descentralizada es la flexibilidad en la
ejecución y la versatilidad en su formulación. La descentralizada abarca desde
las desbordas urbes que crecen sin control, hasta los pequeños municipios con
competencias pero sin recursos; desde los procesos globales de desarrollo a
largo plazo, a las capacitaciones técnicas puntuales; se trabaja en la
prestación de servicios, la cohesión social, la internacionalización, la
gobernanza, el desarrollo humano, etc.
La cooperación descentralizada no ha fracasado, pues los
resultados expuesto son excelentes. El alcalde de Pemba (Mozambique) ha conseguido
actuaciones intersectoriales consensuando a las comunidades locales, con
líderes religiosos, autoridades locales, partidos políticos, asociaciones de la
sociedad civil, la academia y los medios de comunicación. En Chefchaouen se han
implantado presupuestos participativos como los ya famosos de Belo Horizontel en Brasil.
La provincia de Carchi en Ecuador tiene proyectos de cooperación
transfronteriza multisectorial con un mancomunidad activa. Las dinámicas de
participación ciudadana, rendición de cuentas, gobernanza o el papel social del
sector privado no son retos de futuro sino realidades exitosas presentes en
muchos entornos locales.
La apuesta por la descentralizada
Desde INCIDEM defendemos la cooperación descentralizada porque tenemos
la certeza de que su utilidad es fundamental para conseguir procesos de
desarrollo sostenible en los territorios. Y además, creemos que la UE debería
apostar por la cooperación descentralizada porque es el modelo que tiene mayor
valor añadido frente a la cooperación de los nuevos actores internacionales, que
carecen de principios éticos para las grandes negociaciones bilaterales y que
no cuentan ni con autoridades locales y ni con una sociedad civil preparada y
dispuesta a corresponsabilizarse por el bienestar futuro.
La cooperación descentralizada no está en crisis y no debe
hablarse de resiliencia sabiendo que es tan necesaria, útil y reclamada. La
descentralizada debe dejar de considerarse una cooperación pequeña por la
dimensión de sus actores. Tiene que madurar eliminado algunas costumbres desfasadas,
emanciparse de los grandes multilaterales protectores y desarrollarse con
fuerza y dignidad como una manera eficiente y sostenible de mejorar el mundo
desde abajo.
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